Quizás las expectativas son demasiadas para un solo papel de
esta obra, al actor se le hace cada día más difícil seguir su rol dejando
mostrar al público expectante lo que en verdad es, solo una persona más. Parecía
una escena, cada vez que en aquella oscura habitación sus manos temblaban y con
los ojos vidriosos y la mirada vacía respiraba profundamente. Brotaban de él manantiales
de tristezas y porqués y entonces el frio cañón de su pistola, que no había dejado
de temblar en su sien bajaba. Lo había logrado otro día, había sobrevivido y
vencido a esa sensación, pero otra peor se aproxima y es el “cuanto más podré
aguantar sin apretar el gatillo”.
Él contemplaba la posibilidad de que la culpa fuera de las expectativas
por películas; cuando alguien estaba cayendo rápidamente llegaba una persona a
su lado, pero en esta puta vida tenias que comerte tu mierda hasta que alguien
se preocupase a medias por ti. De 529 solo 49 verán como te sientes y de esos
solo 1 se preocupará a medias. Y eso es a lo que aspiramos ahora, tristemente a
que ese uno se preocupe vagamente por nosotros y nos dedique un par de palabras
vacías. Así se aseguran de que cuando estén mal tú, tonto y agradecido, des la
cara por ellos. Y sí, eso es lo que pasa con los actores secundarios, que
acaban bailándole el agua al director esperando algún día ser principales, que
acaban frustrados en esperanzas inútiles.
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